miércoles, 22 de agosto de 2018

23:59

Hoy me ha llegado tu olor.

Olía a como olías tú cuando aún eras tú. Cuando había un nosotros.
Me ha palpitado tan rápido el corazón... te he buscado con los ojos por todo mi alrededor sin que se notase que lo estaba haciendo. Pero no eras.

Después he sonreído. Como si nada. Como si no se me hubiese pausado la vida otra vez. Como si no me hubiese distraído. Como si no se me hubiese llenado la mente de cientos de recuerdos.

Y el corazón ha vuelto a su sitio. Al que ocupa ahora digo, que no sé cuál es, pero no es el que debería.

Luego todo ha continuado. Como lleva haciendo desde entonces. Como me lleva pasando desde ese día, cuando atravesé una puerta que pensé que nunca atravesaría por última vez. Todo ha seguido tan rápido como me parece ahora que pasa el tiempo, ahora que me siento como en un stand by constante.

He ido de compras. Y mientras que hacía como que no pasaba nada he pensado en todas las veces en las que podría haber ido contigo y no fui. O en qué no me cruzaría contigo en ninguna de esas tiendas porque tú nunca entrarías ahí. O en que puede que ya ni siquiera uses la misma talla que yo me sabía de memoria.

Todo ha seguido tan rápido, tan como si nada, que he sentido la necesidad de darme el pésame por estar cayéndome a cachos y que nadie los estuviese viendo esparcidos por el suelo. Y he querido llevarme flores, llevarnos flores.  Ha sido entonces cuando me he dado cuenta que no tengo sitio donde hacerlo.

He tenido una conversación hablando de ti pero intentado no pronunciar tu nombre, y cuando lo he escuchado en la boca de otro me ha sonado tan raro que me han entrado ganas de ir a enterar mis restos.

Después de todo eso me han dado un abrazo, me han limpiado dos lágrimas y me han dado tres besos.

Y no sé si esto es estar agonizando o sobreviviendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario