Si me lo dicen antes, hubiese salido huyendo.
Siempre he tenido una filia con las noches y ultimamente empiezo a darme cuenta de por qué.
He tenido dudas y miedos que cuando he conseguido decir en alto han apartado con una caricia.
Mis mejores recuerdos están empezando a ser tumbada junto a ti en cualquier sofá, tarareando una canción que hemos escuchado sin darnos cuenta o, simplemnte, compartiendo silencio uno cerca del otro.
Empiezo a encontrar la paz tocando tu piel con mi mano y no he tardado en comprender que es porque me estás enseñando a quererme.
Porque no recuerdo la primera vez que me tuviste en brazos, pero sí recuerdo las veces que he necesitado que me sostengan y has sido tú quien me ha cogido.
Ahora sé que te quiero, que lo hago sin ninguna condición, porque aunque no te necesito cerca no quiero tenerte lejos nunca.