martes, 23 de octubre de 2018

Si te preguntan por mí

A veces cuando nos marcan las cosas parece que el tiempo se para. Pero siempre, siempre pasa. Y con el tiempo pasa la vida, los proyectos, las personas.

Y entonces también pasan las preguntas. Querrán saber de ti, de lo que haces, de lo que hiciste y cómo llegaste a donde estás. Querrán saber tus cambios, tus avances, incluso de tus caídas.

Y algún día aparecerá mi nombre. Te vendrán recuerdos y no sabrás qué responder.

Si me preguntan por ti ya tengo respuestas.

Me preguntaron por ti y supe poner el final. Te quité los suspensivos, las comas, los punto y seguido. Y dije que fuiste.

Me preguntaron por ti y dije que pasaste y acabaste y que ya no somos. Siempre tienen la manía de abrazarme. Yo les sonrío, les devuelvo el abrazo y sonrió.

Estoy bien.

Si te preguntan por mí diles que estoy feliz. Que el verano pasó y con el pasó la tormenta y el tormento. Que ahora soy solo calma.

Diles que he batido mi récord en días sin llorar por primera vez en mi vida, y que quienes estuvieron ahí entonces siguen a mi lado viéndome reír.

Que lo malo pasó y tuve a mi lado personas maravillosas que no quisieron marcharse. Diles que tengo al menos ciento cincuenta proyectos nuevos y que todos los haré con la misma ilusión que tenía  a los cinco años. 

Diles que no me volví jamás fría, que me hacen sentir mucho. Que he sentido cosas por las noches, a plena luz del día, encerrada en un coche o en una calle abarrotada de gente.

Diles que he reído como hacía mucho tiempo que no hacía, que sigo recibiendo abrazos que curan  y que ahora todo me parece tan precioso que no concibo vivir de otra manera.

Si te preguntan por mí espero que no te hagan daño, porque mi respuesta siempre será una sonrisa. Porque un día escuché que responder a un puñal con una sonrisa duele más que hacerlo con otra puñalada.

Diles que tengo mil momentos nuevos, que he conocido otros ojos, otros labios, otras manos. Que he conocido caricias que me cambiaron el mundo, que ojalá siempre me provoquen tantos zoológicos por centro como han conseguido hacer en unos meses.

Diles que tengo personas que convierten mis días, que hacen felices los lunes, los martes se van de cervezas, los jueves los convierten en sábados y los domingos me enseñaron a no echar de menos porque están. 

Diles, también, si no es mucho pedir, que las cosas pasan. Que supieron hacer de nuevo las noches cortas, felices, efímeras. Que convirtieron lo más simple en increíble porque no tienen otra forma de vivir. 

Diles que me volvieron valiente. Que he tenido conversaciones íntimas que me ayudaron a conocerme a mí misma. Que las palabras me siguen arreglando, pero tener la seguridad de que si levanto el teléfono, esta vez sí tendré respuesta me demuestra cosas que hasta entonces no había esperado.

Si te preguntan por mí, diles que ya no dueles.

Que otros supieron hacerme feliz. Y que no tengo intención de dejar de serlo. 





domingo, 2 de septiembre de 2018

Necesito

Necesito que me abraces.
Que me abraces como todas esas veces en las que coges todos mi trozos y los juntas como si no se hubiesen separado nunca.
Como todas esas veces en las que llegas y parece que me sujetas el mundo.

Necesito que me sostengas.
Porque ahora parece que solo me sujeta una cuerda y que siempre estoy a punto de caerme.
Como viviendo en un tropiezo constante.

Necesito que me toques.
Y sentirte cerca, más cerca, aún más. Para hacer que el resto del tiempo los kilómetros no importen si con un sólo roce consigues curarme.

Necesito que me mires.
De esa maldita forma que tienes de verme por dentro con tan solo buscar mis ojos y hacerme sonreír. Porque al fin y al cabo me estás viendo rota y aún así te quedas a mi lado.

Necesito que me cojas.
Que me cojas la cara entre tus manos y me digas que estoy guapa., aunque al mismo tiempo tengas que limpiarme una lágrima.
Nadie sonríe como una niña triste.

Necesito que me beses.
En la frente para espantar todos los males. En la nariz para sentir todo tu cariño. En la mejilla para sentirme reconfortada.

Necesito dormir contigo.
Porque espantas todas mis pesadillas. Y estar contigo es soñar tanto despierta como dormida. Y no me hace falta nada más si miro y te tengo al lado.

Así que por todo eso, necesito que me abraces, que me sostengas, que me toques, que me mires, que me cojas, que me beses, dormir contigo.

Te necesito. A ti no me da miedo decírtelo. Contigo nunca he tenido dudas. Te necesito. A ti. Conmigo.

Porque te quiero. Y hoy, como todos los días, te echo terriblemente de menos.

miércoles, 22 de agosto de 2018

23:59

Hoy me ha llegado tu olor.

Olía a como olías tú cuando aún eras tú. Cuando había un nosotros.
Me ha palpitado tan rápido el corazón... te he buscado con los ojos por todo mi alrededor sin que se notase que lo estaba haciendo. Pero no eras.

Después he sonreído. Como si nada. Como si no se me hubiese pausado la vida otra vez. Como si no me hubiese distraído. Como si no se me hubiese llenado la mente de cientos de recuerdos.

Y el corazón ha vuelto a su sitio. Al que ocupa ahora digo, que no sé cuál es, pero no es el que debería.

Luego todo ha continuado. Como lleva haciendo desde entonces. Como me lleva pasando desde ese día, cuando atravesé una puerta que pensé que nunca atravesaría por última vez. Todo ha seguido tan rápido como me parece ahora que pasa el tiempo, ahora que me siento como en un stand by constante.

He ido de compras. Y mientras que hacía como que no pasaba nada he pensado en todas las veces en las que podría haber ido contigo y no fui. O en qué no me cruzaría contigo en ninguna de esas tiendas porque tú nunca entrarías ahí. O en que puede que ya ni siquiera uses la misma talla que yo me sabía de memoria.

Todo ha seguido tan rápido, tan como si nada, que he sentido la necesidad de darme el pésame por estar cayéndome a cachos y que nadie los estuviese viendo esparcidos por el suelo. Y he querido llevarme flores, llevarnos flores.  Ha sido entonces cuando me he dado cuenta que no tengo sitio donde hacerlo.

He tenido una conversación hablando de ti pero intentado no pronunciar tu nombre, y cuando lo he escuchado en la boca de otro me ha sonado tan raro que me han entrado ganas de ir a enterar mis restos.

Después de todo eso me han dado un abrazo, me han limpiado dos lágrimas y me han dado tres besos.

Y no sé si esto es estar agonizando o sobreviviendo.

jueves, 16 de agosto de 2018

Aun

Aun te quiero.

A pesar de lo pasado.
Del nosotros que ya no es.
Del caos.

Aun te quiero.

Cuando pienso en mi yo de diecinueve años.
Y en el de veinte
Y en el de los dos después.

Aun te quiero.

Y recuerdo las risas, las sonrisas, las prisas.
La pausas.
El avance.

Aun te quiero.

Y los viajes, los abrazos, los besos.
Los no te vayas nunca.
Los over the rainbown.

Aun te quiero.

Y están las lecciones.
Los de más.
Los de menos.

Aun te quiero.

La distancia.
El reencuentro.
Los trenes.

Aun te quiero.

Los momentos.
Los siempre.
Las promesas.

Aun te quiero.

El nosotros.
El futuro.
El ahora.

Aun te quiero.

Y luego crecer.
Los cambios.
Las dudas.

Aun te quiero.

El adiós.
La vuelta.
El mareo.

Aun te quiero.

La decepción.
El llanto.
La falta de aire.

Aun te quiero.

El abrazo a traición.
El beso de judas.
El no pasa nada.

Aun te quiero.

Romper.
Quebrarse.
Juntar las piezas.

Aun te quiero.

Y todo lo malo de después.
Y echar de menos.
Y el dolor que queda en el centro del pecho.

Aun te quiero.

A pesar de los pesares.

Aun te quiero.

miércoles, 25 de julio de 2018

Sempiterna.

Según dice la RAE,
que durará siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.
Yo lo leí y lo entendí todo.

Recuerdo el verano antes del caos, el momento, el sitio. Cuando me dijiste que a mi boda vendrías aún sin invitación porque un papel no significaba nada. Y tu frase de después: nuestro lazo afectivo es más fuerte que el de sangre. Después me diste un abrazo. 

Me acuerdo de tu risa, y si hablamos de detalles tengo grabada en la memoria hasta la forma de tu boca. Recuerdo las vacaciones, y como me reñías por usar demasiada pasta de dientes.

Después aquel enero. Tu frase. Cómo me miraste. Y la semana de después. Lo entendí todo, lo prometo. De verdad que lo entendí. 

Fui fuerte hasta el final. De verdad. No me dejé ver ni una grieta. Y cada vez que te miraba te veía la mujer más valiente del mundo, jamás dejaste de sonreír, incluso cuando te costaba saber quién era.

Esa noche estaba pensando en ti justo en ese momento. Creo que por dentro se me partió algo cuando mi madre me lo dijo. Una hora más tarde supe qué fue lo último que pediste. Sin saberlo me diste una tranquilidad increíble.

Nuestra conexión fue irrompible.

Menuda marca dejaste.

Sempiterna eres tú, siempre.



jueves, 19 de abril de 2018

Mariana

He intentado hacerme la fuerte tanta veces, que seguir aun fingiendo que puedo sola me parece la más grande de las mentiras.

He intentado no romperme o que nadie me viese las grietas desde aquel enero en el que te vi, en el sitio menos esperado, en el sitio menos deseado.

He aparentado tenerlo todo controlado, haber asumido lo que había. Pero hay imágenes que no se podrán ir de mi cabeza nunca.

He querido ser investigadora, averiguar la solución, encontrar la cura. Y claro que me he sentido inservible al no haberlo conseguido.

Aún sigo recordando todo lo que pasaba por mi cabeza cada vez que me preguntaban por ti. Aún recuerdo el reproche de mi abuela el día que supe algo y no se lo conté.

Sigo pensando que hay cosas de las que siempre debería ser la última en enterarme. Pero crecí.

Lo más difícil de esto ha sido aprender cómo es su aspecto, pero me has enseñado tanto que sería absurdo no reconocerlo.

La más grande de las putadas es escribir esto sin tener la certeza de si podrás llegar a leerlo.

Hoy he empezado a ver un vídeo de una chica a la que esta mierda le quitó a su padre. He pensado tanto en ti que no lo he terminado. Hoy también he empezado a leer un libro de alguien que también vivió esto. Pero no he pasado de la segunda cara.

Aún no sé cómo se hace cuando te lo cuentan, pero mucho menos cómo se hace cuando lo estás viendo y en tu cabeza sólo se agolpan las imágenes de algo que sabes qué es, pero no quieres que sea.

Aún no sé qué es lo que debería decir cuando me siento en el borde de tu cama y todo lo que se hacer es cogerte de la mano o acariciarte la espalda.

Necesito a alguien que me dé una explicación válida de esto. Yo tengo varias y no me sirve ninguna.

Tengo que reconocer que una vez vi una película y creí entender el mensaje. Pensé que entendí el final. Pero no lo hice entonces.

Hay monstruos que hasta que no vienen a verte de frente no eres capaz de reconocer.

No me dio tiempo a decirte esto,
pero tú ya lo sabías todo.

martes, 13 de marzo de 2018

18:42

Hace mucho que no escribo.

Supongo que quizás será porque la última vez que escribí fue a una persona que ya no está, y aún no quiero aceptar que no pudo ni leerlo, ni escucharlo.

El tiempo no cura las heridas, te ordena las ideas. Cada vez soy más consciente de que existen cosas de las que tienes que alejarte para poder acercarte aún más.

No es que haya vuelto, porque nunca me he ido. Sólo he estado mirando desde todas las perspectivas. Siempre hay que ver lo que se va construyendo.

Hace mucho que no escribo pero he seguido viviendo. Aún tengo mucho que contar.