miércoles, 22 de mayo de 2019

23:34


No entiendo a quién le gusta poner límites.


¿Acaso desde fuera pretendes controlar lo que late dentro de mi pecho?

No veo error en enamorarse en una sola semana. No veo error en querer vivirlo todo rápido, intenso, ya.

¿Quién te crees que eres para criticar lo  que siento?

Conocí a alguien una vez y al poco tiempo ya quise verle dormir. Me parece tan maravilloso dormir con alguien. Aporta tanta paz ver a dormir a quien aprecias. A veces pienso que las cosas que duran para siempre son las que no olvidamos por mucho tiempo que pase. Quizás es el beso que no te esperas el que dura eternamente y no el que te dan todos los días porque es lo que debe hacerse.

Una vez conocí a alguien que me pidió ser sincera y desde aquel junio le prometí que todo lo que pasase por mi cabeza se lo diría. Lo sigo haciendo a día de hoy y aunque siempre ha sido muy intenso me pareció maravilloso descubrir cómo se siente eso.

Me criticaron por latir a 140 latidos por minuto dentro de un coche a las 6 de la mañana sin preguntarse que quizás necesitaba ese bombeo de sangre para sobrevivir a lo que tenía encima. Me estaba faltando oxígeno y la bocanada de aire que me salvó la vida vino de quien acababa de llegar y sin saberlo me quitó la estabilidad enfermiza que me mantenía dentro de la gravedad de convertirme en quien no quería ser.

Y fue intenso.

Intensidad. Me criticaron la intensidad y fue aquel por quien me estaba perdiendo. Ahora sonrío cada vez que imagino que sería imposible este todo entre toda la nada que compartíamos.

A veces recuerdo aquel año. Aquel junio. Aquel verano. Estuvo de lleno de cambios, pero fue el mayor acierto. 

No me arrepiento.

Lo prometo.

No me arrepiento.


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